La Oficina del Culto Divino ha preparado la siguiente guía
para los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión, tanto en la Misa
Dominical como también en otras celebraciones Eucarísticas.
El propósito de estos lineamientos es
proveer algunas observaciones y principios generales relacionados con este
importante ministerio de la Iglesia. Claramente definen el contenido de la ley
litúrgica en esta materia, las exigencias de una buena liturgia Eucarística, y
las expectativas de la Iglesia universal y local.
MINISTERIO DE LA SAGRADA COMUNIÓN
Deberá tenerse en cuenta que los ministros ordenados
presentes en la celebración de la Eucaristía, son los ministros ordinarios de
la Sagrada Comunión, y se espera que ellos distribuyan la Eucaristía, a menos
que estén impedidos por enfermedad o por edad muy avanzada. (Inestimable
REQUISITOS
1. La distribución de la Sagrada Comunión durante la misa es
verdaderamente un ministerio. Es el ministerio que lleva el sacramento el
Cuerpo y la Sangre de Cristo al Pueblo de Dios y da un testimonio de fe de la
Presencia Real de Cristo, en la acción de compartir el alimento Eucarístico del
sacrificio de Cristo. Por lo tanto, el ministerio debe ser ejercido con la
máxima dignidad y reverencia.
2. Es por estas razones que la Congregación para el
Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ofrece normas claras para la
participación de ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión. Cuando no
hay suficientes sacerdotes y diáconos disponibles para la cantidad de fieles
presentes, los que están autorizados como ministros extraordinarios de la
Sagrada Comunión pueden ser designados a distribuir la Comunión
3. Hombres y mujeres, bautizados y confirmados católicos, de
por lo menos 25 años de edad, son elegibles para este ministerio. Deberán ser
personas que sinceramente tratan de vivir el mensaje del Evangelio en su vida
individual y comunal. Si son casados, deberán estarlo también por la Iglesia
(el divorcio no hace a una persona inaceptable para servir como ministro
extraordinario de la Sagrada Comunión). Deberán participar fielmente en la
Eucaristía dominical y con la gracia de Dios vivir su fe en cada aspecto de sus
vidas. Las personas menores de 25 años, deberán ser recomendadas
individualmente por sus párrocos para su delegación.
4. Los candidatos para ministros extraordinarios de la
Sagrada Comunión, serán capacitados apropiadamente en su parroquia, recibirán
la delegación de parte del Obispo o su Delegado Episcopal para servir en una
parroquia en particular, y antes de que sirvan serán comisionados para
servicios en la parroquia.
7. Los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión
deberán vestir apropiadamente. El uso de símbolos tales como una cruz o
medalla, es permitido. Las Albas no son una vestimenta apropiada para estos
ministros litúrgicos, ellos son primera y principalmente miembros de la
asamblea que da culto, y deben aparecer como tal.
8. Por lo menos una vez al año, cada comunidad es animada a
que haga los arreglos para algún programa o retiro y así renovar la fe, oración
y compromiso de los ministros activos. En estas reuniones o retiros podrían
incluir conversaciones sobre situaciones o cosas que se han presentado en el
curso de su ministerio.
9. Todos los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión
deben ser animados a asistir a talleres diocesanos en liturgia que ofrece la
Oficina del Culto Divino, así como también otros talleres relevantes ofrecidos
por otras oficinas diocesanas (como el Congreso de Educación Religiosa).
PROCEDIMIENTO DURANTE LA MISA
Si el tabernáculo con el Santísimo Sacramento está en el
presbiterio (centro del presbiterio, atrás del altar), los sacerdotes y
ministros hacen genuflexión antes y después de Misa, pero no durante la
celebración de Misa. Otros ministros hacen la genuflexión cada vez que pasen
frente al Santísimo Sacramento (IGMR 274).
10. Los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión son
parte de los fieles que forman la nación sagrada. Toman parte activa en la
Misa, uniéndose en las oraciones y en los cantos, escuchando la Palabra de
Dios, y al ofrecer comunitariamente el Sacrificio. Esta unidad se manifiesta
claramente en la uniformidad de gestos y posturas de los fieles. Normalmente
deberán sentarse con la asamblea durante la Misa. (IGMR 95, 96).
11. En el momento del Saludo de la Paz, el ministro
extraordinario de la Sagrada Comunión se acerca al presbiterio. Después de que
el sacerdote y el diácono han recibido la Comunión, los ministros se acercan al
altar y se paran en un lugar conveniente para recibir la Sagrada Comunión bajo
las dos especies. (IGMR 162, Norma 38)
12. Después de que todos los ministros extraordinarios de la
Sagrada Comunión han recibido la Comunión, el sacerdote entrega los recipientes
que contienen las especies Eucarísticas al diácono y a los ministros
extraordinarios de la Sagrada Comunión (IGMR 162, Normas 40).
13. Terminada la distribución de la comunión, si quedó algo
de la Sangre Preciosa, debe ser consumida inmediata y completamente: nunca debe
desecharse en ningún lugar ni en el sagrario. Las hostias consagradas que
sobran pueden ser consumidas o trasladadas al lugar destinado a la reserva
Eucarística. El Vino consagrado no puede reservarse en el tabernáculo para
usarlo más tarde. (IGMR 163, 183, 192, Normas 52, 54)
14. Después de la distribución de la Comunión, los ministros
nombrados purifican los vasos sagrados en la mesa a un lado. Está permitido
dejar los vasos sagrados debidamente cubiertos en la mesa a un lado sobre un
corporal para ser purificados inmediatamente después de la Misa. (IGMR 279 y
284b)
15. El Cuerpo de Cristo se administra con las palabras “El
Cuerpo de Cristo.” Después de que el comulgante responde “Amén”, se le pone la
hostia en la mano o la lengua, de acuerdo a la manera indicada por el
comulgante.
16. El Cuerpo de Cristo siempre se le ministra al comulgante.
A los comulgantes no se le permite tomar su propia hostia y comulgar por si
mismos.
17. Si una hostia se cae al suelo durante la distribución, el
ministro debe recogerla, ponerla en el ciborio y consumirla después que ha
terminado la distribución
DISTRIBUCIÓN DEL CUERPO DE CRISTO
COMUNIÓN DEL CÁLIZ
18. En la Diócesis de Orange, la Comunión con el cáliz es
permitida los Domingos y días Festivos, así como también en las misas diarias.
Para asegurarse de que esto se hace de una manera reverente y ordenada, es
esencial la disponibilidad de suficientes ministros. Además, deberá llevarse a
cabo regularmente una catequesis sobre los aspectos teológicos, litúrgicos y
simbólicos de esta práctica. La libertad de cada comulgante de escoger o no la
comunión en las dos especies, deberá ser comprendida por la gente.
La Santa Comunión tiene sentido de signo más pleno cuando se
hace bajo las dos especies. Ya que en esta forma es donde más perfectamente se
manifiesta el signo del banquete eucarístico, y se expresa más claramente la
voluntad divina con la que se ratifica en la Sangre del Señor el nuevo y eterno
pacto, y se ve mejor la relación entre el banquete eucarístico y el banquete
escatológico en el Reino del Padre. (IGMR 281)
Cuando se ofrece a la asamblea la Comunión bajo la forma de
Sangre Preciosa, siempre debe estar claro que es la opción del comulgante y no
del ministro, recibir el vino consagrado. Claro que los párrocos deben animar a
toda la asamblea a recibir la comunión bajo las dos especies (IGMR 284).
19. Cuando los miembros de la asamblea toman del cáliz,
ordinariamente debe haber dos ministros del cáliz por cada ministro con el
ciborio; pero cada comunidad necesita determinar qué es lo más apropiado. Los
ministros deben pararse a una distancia razonable uno del otro para facilitar
la procesión de la Comunión y no obstaculizar el fácil movimiento de la
asamblea.
MINISTRO DEL CÁLIZ
20. El cáliz se le ofrece al comulgante con las palabras “La
Sangre de Cristo”, a lo que el comulgante responde, “Amén”. Generalmente, el
comulgante debe sostener el cáliz con firmeza, con ambas manos, y tomar de él.
Sin embargo, en el caso de una persona con discapacidad física o débil, el
ministro debe estar listo para ayudarle a sostener el cáliz.
21. Después de que cada persona ha recibido la Sangre de
Cristo, el ministro debe limpiar la orilla del cáliz con el purificador, y
ligeramente darle vuelta al cáliz antes de repetir el procedimiento con el
siguiente comulgante.
22. Cualquier peligro de derramar la Sangre Preciosa debe ser
cuidadosamente evitado. Si acaso se derramara, el área debe ser señalada,
cubierta inmediatamente y purificarlo después de la Misa.
23. Siempre se le da el cáliz al comulgante; nunca debe de
administrárselo él mismo. El cáliz nunca debe dejarse en el altar o en otro
lugar para ser recogido ni tampoco se debe pasar de un comulgante al otro. El
ministro consume el sobrante de la Sangre de Cristo, en la mesa a un lado,
después que termina la distribución de la Comunión. La reverencia a la Sangre
Preciosa indica que se consumirá totalmente después de la comunión y que nunca
será vaciada en algún lugar o en el sagrario. Si es necesario, los ministros
deben pedir ayuda a otros ministros. Los ministros asignados deben purificar
los vasos sagrados, ya sea después de la comunión o si son muchos entonces
después de la Misa. (Normas 44, 52, 53)
COMUNIÓN POR INTINCIÓN
24. Ministrar la Comunión por intinción, o sea, sumergiendo
la hostia consagrada en la Sangre Preciosa, está reservado sólo al sacerdote
(para instrucciones vea IGMR 287). En la Diócesis de Orange esto no se ejerce,
ya que elimina la legítima opción del comulgante de recibir la Comunión en la
mano, y también niega el derecho a los fieles de recibir la Comunión bajo la
forma de pan solamente. Si un comulgante con hostia consagrada en mano se
acerca al ministro que está distribuyendo la Sangre Preciosa, es recomendable
que cubra el cáliz con el purificador y le pida al comulgante que hable sobre
esto con el sacerdote después de misa.
NIÑOS Y COMUNIÓN DEL CÁLIZ
25. Se les anima a los niños a que reciban la Comunión bajo
las dos especies. Debe tenerse cuidado cuando los niños reciben la Comunión del
cáliz (suponiendo que los padres desean que el niño reciba el Vino consagrado).
Tendrán que ser preparados catequética y litúrgicamente para esta opción.
GUIAS PARA LOS MINISTROS ESPECIALES PARA LOS ENFERMOS
26. Ordinariamente, cada ministro extraordinario de la
Sagrada Comunión comisionado, puede llevar la comunión a los enfermos. Sin
embargo, puede haber ciertas personas específicamente comisionadas, que son
enviadas por la comunidad para ministrar con regularidad a los enfermos de la
parroquia.
Los sacerdotes que tienen responsabilidades pastorales
deben procurar que los enfermos y los ancianos, aunque no estén seriamente
enfermos o en peligro de muerte, puedan comulgar con frecuencia, y si es
posible, diariamente, sobre todo en tiempo de Pascua. (El Cuidado Pastoral a
los Enfermos, 72)
27. Idealmente, los ministros especiales para los enfermos
son enviados por la comunidad parroquial cada domingo a llevar la Eucaristía a
los que están impedidos de estar presente en la Misa, ya sea por su edad o enfermedad.
Usualmente esto se hace después de la oración después de la Comunión. Los
ministros pueden ser bendecidos y ritualmente enviados a prolongar la unidad de
la Eucaristía a aquellos que están enfermos. La fórmula para el final del
ritual puede ser con estas palabras u otras similares:
“Mis hermanos y hermanas, ustedes son enviados a llevar la
Palabra de Dios y el Pan de Vida desde esta asamblea, a los miembros enfermos e
inválidos de nuestra familia parroquial. Vayan y llévenles nuestro amor y nuestras
oraciones en el nombre de Jesucristo el Señor.”
Los ministros pueden ser enviados en esta misma forma también durante la
misa diaria.
28. El ministro para los enfermos puede celebrar el servicio
de comunión en una de las dos formas: a) en un contexto de liturgia de la
Palabra; o b) en una forma más breve que se usa en circunstancias más
restringidas (Por favor vea el capítulo 3 del libro “Cuidado Pastoral a los
Enfermos”). Se recomienda que cuando sea posible, un grupo de personas enfermas
o ancianas se reúna para celebrar la liturgia de la Palabra y el servicio de
Comunión en una manera comunal. Si esto no es posible, el ministro debe tratar
de celebrar el servicio de Comunión lo más completo posible, dependiendo de las
condiciones del paciente.
29. Cuando la Eucaristía se lleva al enfermo, debe ser en una
píxide o en un pequeño recipiente cerrado. Lo ideal es que se prepare una mesa
con un mantel y una vela encendida para la Eucaristía. Un recipiente con agua
bendita también puede estar disponible.
30. Los que cuidan a los enfermos o los miembros de la
familia también pueden participar en el servicio de Comunión, y recibir la
comunión aún si ya la recibieron ese mismo día.
31. Los sacerdotes con cargo pastoral, también deben procurar
que los enfermos que están confinados en casa o en instituciones de cuidados a
la salud, tengan disponible el Sacramento de la Penitencia. Los ministros a los
enfermos deben rutinariamente recordarles a los que ministran que dicho
ministerio está disponible para ellos.
32. Siempre se espera que el ministro extraordinario de la
Sagrada Comunión, realice su servicio con la reverencia y el comportamiento
esperados ante la presencia del Santísimo Sacramento. Las palabras, acciones y
presencia del ministro llevando el Pan y/o Vino consagrados, claramente deben
reflejar las palabras, acciones y presencia de Cristo.
VIÁTICO
33. Viático es la celebración de la Eucaristía con una
persona moribunda. En el caso necesario y con por lo menos el presunto permiso
del sacerdote de la parroquia, el Ministro Extraordinario de la Eucaristía
puede llevar el Sacramento al enfermo en forma de Viático, y posteriormente
notificarle al sacerdote de la parroquia lo que hizo. (El Código de Derecho
Canónico #911.2)
GRUPO APOSTÓLICO SAN VICENTE DE PAÚL
SAN VICENTE DE PAÚL (24/04/1581
- 27/09/1660)
SACERDOTE FRANCÉS
Nació el 24 de abril de 1581 en una pequeña
casa rural en las afueras de la aldea de Pouy, a unos cinco kilómetros de la
ciudad de Dax, en la región de las Landas, suroeste de Francia. En el lugar de
su nacimiento, conocido hoy como Berceau de Saint Vincent de Paul, se levanta
una modesta construcción de ladrillo y vigas de madera muy parecida a la casa
en que nació Vicente en abril de 1580 ó 1581 (el año exacto no es seguro).
Era el tercero de seis hermanos. La modesta condición de la familia hizo que
muy pronto el niño Vicente tuviera que contribuir con su trabajo de pastor de
ovejas y de cerdos a la economía familiar. Pronto también dio muestras de una
inteligencia despierta, lo que llevó a su padre a pensar que este hijo podía
muy bien 'hacer carrera' expresamente, una carrera eclesiástica. Cursó estudios
primarios y secundarios en Dax, y posteriormente filosofía y teología en Toulouse
durante siete años. Hizo también algunos estudios en Zaragoza. Se ordenó muy
joven, a los veinte años, con la intención de ser párroco de inmediato y así
poder ayudar a su familia. Parece ser que en 1606 fue capturado por los piratas
en un viaje a Narbona y vendido como esclavo en Túnez, aunque logró huir y
regresó a Francia. San Vicente de Paúl ejerció durante 20 años como párroco y capellán
de una familia aristocrática. Además fue capellán general de las galeras
francesas y trabajó en favor de los galeotes.
En el año 1617 fundó la primera Confraternidad de la Caridad, constituida por
mujeres acaudaladas dedicadas a ayudar a los enfermos y a los pobres en
Châtillon-les-Dombes, cerca de Lyon. En 1622 san Francisco de Sales le nombró
superior de los conventos parisinos de la orden de la Visitación de Santa María.
Con la ayuda de la familia para la que trabajaba como capellán fundó la Congregación
de la Misión, dedicada a predicar entre los campesinos de las propiedades de la
familia, y en 1626 estableció una de sus comunidades en el College des
Bons-Enfants de París. Además creó otras organizaciones altruistas, como las Hermanas
de la Caridad, que se formó en 1633 bajo su dirección y con la ayuda de Santa
Luisa de Marillac; a ellas se debe la fundación del Hospital de París.
San Vicente de Paúl falleció en París el 27 de septiembre de 1660. Fue
canonizado en 1737 y nombrado patrón de las obras de caridad en 1885.
SOCIEDAD DE SAN VICENTE DE
PAÚL
La Sociedad de San Vicente
de Paúl (SSVP) es una organización caritativa católica laica dirigida por
voluntarios, creada en París en 1833 por un grupo de laicos católicos entre los
que se encontraba quien después sería beatificado por Juan Pablo II; el beato Federico
Ozanam.
Su objetivo es ayudar a
los pobres para aliviar su sufrimiento y fomentar su dignidad e integridad
humana. La Sociedad realiza sus proyectos con el esfuerzo de más de 700.000
voluntarios en 142 países que atienden cada año a cerca de 17.000.000 personas
en cualquier parte del mundo y ante cualquier tipo de necesidad. Ayudan en
catástrofes humanitarias tales como tsunamis y terremotos o situaciones de
guerra.
QUÉ ES
LA SOCIEDAD SAN VICENTE DE PAÚL ?
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
Es una sociedad Católica
Internacional de laicos, fundada en PARÍS ( Francia) el 23 de Abril de
1833 por el joven estudiante de la Universidad de la Sorbona, FEDERICO OZANAM Y
SUS COMPAÑEROS. Puesta bajo el patrocinio de Nuestra Señora la Virgen María y
de San Vicente de Paúl, tiene por reocupación constante, renovarse y adaptarse
a las condiciones cambiantes del mundo.
De carácter católico
está abierta a todos aquellos que deseen vivir su fe en el amor y en el
servicio a sus hermanos. En algunas circunstancias se pueden acoger cristianos
de otras confesiones o creencias, mientras se adhieren a sus principios.
QUIENES SOMOS ?
La sociedad la componen
los miembros asociados, que son todas aquellas personas inscritas como tales en
sus libros; quienes se someten en acto solemne al “ VOTO DE COMPROMISO” ( antes
promesa vicentina ), a cumplir con sus deberes y a prestar los servicios de
caridad conforme a los estatutos y reglamentos.
MISIÓN:
La Misión de la
Sociedad, es el crecimiento espiritual de sus socios, la promoción integral de
sus acogidos y sus familias, mediante el ejercicio de la caridad y la justicia,
mejorando continuamente el ambiente material y espiritual en que viven, a
través del contacto de persona a persona, buscando remediar no solo el efecto
sino, “ las causas de la pobreza “.
ESPIRITUALIDAD:
Los vicentinos se
esfuerzan por la oración, la meditación de las Sagradas Escrituras, y por
la fidelidad a la enseñanza de la Iglesia; en ser testigos del amor a Cristo en
sus relaciones con los más desposeídos, así como en los diversos aspectos de su
vida.
DE LOS POBRES:
La Sociedad de San Vicente
de Paúl tiene en los pobres la esencia para la realización de sus fines y
objetivos. Interpreta la pobreza como carencia de bienes materiales y
espirituales. Toda forma de pobreza la compromete en sus programas de Caridad y
de justicia.
En las familias pobres que
auxilie la Sociedad de San Vicente de Paúl, se debe buscar capacidad y
disposición para recibir la ayuda espiritual y material que la sociedad
les pueda brindar; alertar el deseo de promoción y de superación con un propio
esfuerzo y llevar el mensaje evangélico con el cual el vicentino busca su
santificación y la de la familia beneficiada.
DE LOS ASOCIADOS:
Son socios vicentinos,
todas las personas inscritas como tales en los libros, ser consagrados, se
comprometen a cumplir los deberes y a prestar los servicios de caridad conforme
a los estatutos y reglamentos.
GRUPO APOSTÓLICO DE SANTA LUISA DE MARILLAC
Santa Luisa, nacida el año
1591, era hija de una familia noble. Huérfana de madre muy pronto, su padre le
proporcionó una formación extraordinaria en todas las ramas del saber. Era
también sumamente piadosa y ejemplar.
A los quince años quiso entrar en
un convento de capuchinas, pero la disuadieron por su delicada salud. Muere
entonces su padre, y a instancias de sus parientes se casó con el señor Le
Gras. Se lee en el proceso de beatificación: "Fue un dechado de esposa
cristiana. Con su bondad y dulzura logró ablandar a su marido, que era de
carácter poco llevadero, dando el ejemplo de un matrimonio ideal en que todo
era común, hasta la oración".
Tuvieron un hijo al que Luisa le
tenía un amor sin límites. Esta experiencia maternal le serviría mucho para la
futura fundación. Quedó viuda a los treinta y cuatro años. El señor Le Gras
murió santamente en sus brazos. Desde entonces decidió entregarse totalmente a
Dios y a las buenas obras.
Francia estaba enredada en guerras de religión
en el siglo XVI. Pero en el XVII surge con fuerza una pléyade de santos, que
realizan una gran tarea: Francisco de Sales, Juana Francisca, Vicente de Paúl,
Luisa de Marillac.
Luisa se dirigía con Francisco de Sales, que la
encaminó a Vicente de Paúl. Vicente había empezado ya sus ingentes obras de
misericordia, como las Caridades, asociaciones al servicio de los pobres.
Luisa pondrá en ellas el toque maternal y femenino, todo su corazón. Recorría
los pueblos, reanimaba las cofradías, visitaba a los enfermos y todo quedaba renovado.
Hacían falta más brazos para atender a tantas
necesidades. La miseria imperaba en ciertas regiones, donde, según informe al
Parlamento "los aldeanos se ven obligados a pacer la hierba a manera de
las bestias".
Vicente y Luisa no descansan. Amplían su radio
de acción. Otras muchas jóvenes se unen a Luisa para atender a tantos
necesitados. Después de un tiempo de noviciado, Luisa y sus compañeras
pronuncian sus votos, en la fiesta de la Anunciación de 1634, fecha en que
luego renovarán sus votos en todo el mundo las Hijas de la Caridad de San
Vicente de Paúl.
A partir de entonces la bola de nieve se
convierte en alud arrollador. Se multiplican las obras en favor de "sus
señores los pobres", como gustan llamarlos. Visita a hospitales. Acogida
de niños expósitos. Atención a las regiones en guerra. Se extienden a Flandes y
Polonia, y luego a todo el mundo. Asilos para pobres. Establecimientos para
locos y enfermos mentales. No hay dolencia sin remedio para Luisa y sus
compañeras.
A principios de 1655 quedaba canónicamente
erigida la Congregación de las Hijas de la Caridad. San Vicente les leyó las
Reglas y les dijo: "De hoy en adelante, llevaréis el nombre de Hijas de la
Caridad. Conservad este título, que es el más hermoso que podéis tener".
Contrariamente a lo que ha ocurrido a otras comunidades, también nacidas para
atender a los pobres, las Hijas de la Caridad han permanecido fieles a su
carisma.
La actividad desarrollada por Santa Luisa era
sobrehumana, a pesar de su débil constitución. Cayó agotada en el surco del
trabajo el 15 de marzo de 1660. Vicente, también enfermo, no pudo acompañarla a
la hora de la muerte. Le envió este recado: "Usted va delante, pronto la
volveré a ver en el cielo". Vicente, cargado de buenas obras, no tardaría
en acompañarla.
Los venerables restos de Santa Luisa de
Marillac reposan en París, en la casa madre de la Congregación, en la misma
capilla de las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa a Santa
Catalina Labouré. Su fiesta se celebra cada 15 de marzo.
GRUPO APOSTÓLICO DE PROCLAMADORES DE LA PALABRA O LECTORES
GUIA PARA LOS MINISTROS DE LECTURA
¨Siempre…. Cristo está
presente en su palabra¨. Al proclamar la palabra de Dios, los lectores están
ejerciendo la responsabilidad de meditar en la presencia de Cristo. Dios le
habla a los fieles a través de ellos,. El impacto del mensaje de Dios va a depender
significativamente de la convicción, la preparación y la manera como se da el
mensaje.
La reverencia hacia lasa
escrituras, es importante porque la iglesia ve una conexión intima entre la
¨Mesa de la palabra de Dios¨ y la ¨Mesa de la Eucaristia¨.
En una, el pacto Divino se
anuncia y la Iglesia crece en su sabiduría; en otra, se renueva el pacto y la
Iglesia crece en Santidad.
PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA
1. La proclamación de la
Palabra de Dios es verdaderamente un servicio para la Iglesia. Los lectores
presentan la Palabra de Dios viva a la asamblea litúrgica. Por lo tanto, el
ministerio de la Palabra debe ser tratado seriamente y con gran dignidad. (IGMR
55)
2. La Palabra de Dios no
es simplemente leída durante la liturgia. Es proclamada, aunque no con una
exhibición teatral. Una proclamación efectiva incluye la entrega del mensaje
con claridad, convincente y con un acento adecuado. Exige la habilidad de
evocar la fe en los demás, por medio de la demostración de nuestra propia fe.
La Proclamación es un ministerio especial que presupone fe. También despierta
la fe en aquellos quienes escuchan la Palabra proclamada. (LM- Leccionario para
la Misa, Intr. 55)
3. La asamblea debe
escuchar la proclamación de las Escrituras en vez de estarlas leyendo en el
Misal. Cuando el escuchar es común, los fieles experimentan no solo unidad
entre ellos sino también la presencia de Cristo hablándoles a través de la
Palabra. Sin embargo, los Párrocos y los lectores necesitan estar atentos a las
necesidades especiales de los que tienen dificultades auditivas y para aquellos
cuyo idioma es diferente del utilizado en la Misa. (LM Intr. 7, 37).
II. REQUISITOS
4. Todos los ministros
litúrgicos, especialmente los lectores, deben ser debidamente capacitados para
su ministerio. Este ministerio de la Palabra requiere habilidad para leer en
público, conocimiento de los principios litúrgicos, y un entendimiento de las
escrituras. Solamente los lectores capacitados deben ser programados para la
liturgia. (IGMR 101, LM Intr. 14)
5. Que los Lectores hayan
recibido sus sacramentos de iniciación, que sean Católicos practicantes cuyas
vidas dan testimonio de la Palabra que ellos proclaman.
En ocasiones especiales y
por razones personales, una persona joven que aún no ha recibido los
sacramentos de iniciación (por ejemplo, no ha sido confirmada ni ha recibido la
Primera Comunión) se le puede permitir leer durante una liturgia.
6. Los lectores pueden ser
enviados públicamente para su ministerio, preferiblemente durante una Misa
dominical.
7. Aquellos que
actualmente son lectores, deben participar periódicamente en programas de
formación.
III. PREPARACIÓN
8. Para hacer el servicio
de la Palabra efectivo, se espera que los lectores estén preparados para su
ministerio. La preparación debe ser espiritual, de la escritura y práctica. La
preparación espiritual incluye oración sobre el texto y reflexión en su
mensaje. La preparación de la escritura incluye comprensión y entendimiento del
texto.
La preparación de la
práctica incluye dominar las palabras difíciles, aprender la pronunciación
correcta y practicar la expresión oral del texto en voz alta.
9. También se espera una
preparación inmediata de todos los lectores. Esto requiere que llegue con
bastante tiempo antes de la liturgia, encuentre las lecturas en el Leccionario,
y arregle el micrófono asegurándose que el sistema del sonido funcione
apropiadamente.
IV. LENGUAJE INCLUSIVO
10. El lector no tiene la
libertad de cambiar los textos de las Escrituras. (LM Intr. 111)
V. MINISTROS DE LA PALABRA
11. De acuerdo a la
tradición antigua y las enseñanzas de la Iglesia, las lecturas —con excepción
del Evangelio— son proclamadas por ministros laicos. (IGMR 59)
Siendo que la
participación de dos lectores—uno para cada lectura— es recomendable, la
comunidad parroquial debe esforzarse por tener suficientes lectores para
satisfacer este ideal (IGMR 109, LM Intr. 52)
12. La Oración de los
Fieles es parte de la Liturgia de la Palabra. Cuando el diácono no está
presente, el lector o cantor anuncia las intenciones desde el ambón. (IGMR 138,
LM Intr. 53)
VI. SÍMBOLOS EN LA LITURGIA DE LA
PALABRA
13. En el culto, Dios le
habla a la comunidad de fe a través de las personas, acciones y objetos. Para
asegurar la efectividad pastoral de la Liturgia de la Palabra, es importante
poner mucha atención a los símbolos de la liturgia. Los símbolos que son
esenciales para cualquier celebración de la Palabra, son: el lector, el libro y
el ambón. A continuación, un breve comentario sobre cada uno de ellos en el
orden mencionado.
14. Los ministros
lectores, como uno más de la asamblea que da culto, se espera que participe en
toda la liturgia. Dentro de la Misa, cada lector debe participar activamente en
la liturgia entera. No es apropiado para un lector participar activamente sólo
en la Liturgia de la Palabra. (IGMR 91)
15. El Leccionario y
Evangeliario son libros donde está contenida la Palabra y deben estar dignos.
Las lecturas siempre son proclamadas de estos libros litúrgicos. Lecturas que
no son bíblicas nunca deber sustituir a las lecturas o Salmo Responsorial.
(IGMR 57, 349, LM Intr. 12, 35, 36).
16. El ambón es el símbolo
de la presencia de la Palabra de Dios en la Iglesia, así como el altar es el
símbolo del Sacramento de la Eucaristía. La Liturgia de la Palabra se lleva a
cabo desde el ambón. Por lo tanto, el ambón tiene que ser permanente, solemne,
digno y prominente. Las velas y otros elementos decorativos pueden ponerse a su
alrededor. El ambón se usa para proclamar la Palabra, concretamente, lecturas
de la Sagrada Escritura: el Evangelio, la homilía y las intenciones de las
Oraciones de los Fieles. El Salmo Responsorial es parte de la Sagrada
Escritura, lo ideal es que se cante desde el ambón. El atril se usa más para
dirigir el canto, las moniciones, hacer anuncios, etc. Todas las lecturas se
hacen desde el único ambón: es inapropiado tener dos ambones. (IGMR 58, 309, LM
Intr. 16).
VII. SILENCIO
17. Para darle a la
asamblea la posibilidad de reflexionar sobre la Palabra proclamada, los
silencios son muy importantes. El apresuramiento tiene que ser evitado. Debe
hacerse una pausa después de decir “Lectura del….” y también antes de “Palabra
de Dios”. Otro tiempo de silencio debe ser observado después de cada lectura,
antes de que el lector deje el ambón; también debe hacerse un breve silencio
después del Salmo Responsorial. Ofrecer una catequesis sobre el propósito y uso
apropiado de los momentos de silencio. (IGMR 56, LM Intr. 28)
VIII. EL ASIENTO DE LOS LECTORES
18. Los lectores necesitan
sentarse en un lugar que les permita fácil acceso hacia el ambón. Al tiempo de
la Liturgia de la Palabra, el lector se acerca al ambón, lentamente y con
reverencia. Si el lector tiene que pasar frente al altar, deberá inclinarse
frente a él antes de pasar al ambón. Todos los movimientos que se hagan en la
liturgia, tienen que hacerse con dignidad y gracia, nunca apresuradamente.
Después de la lectura, el
IX. CONSEJOS ÚTILES
19. Los lectores empiezan
a leer diciendo, "Lectura del Libro del Éxodo" tal como está escrito
en el Leccionario. No es apropiado agregar palabras como: “Primera lectura
del..."
20. Si el Salmo
Responsorial es recitado, los lectores deberán empezar con la antífona.
Anunciar "Salmo Responsorial” no es necesario.
21. Los ministros de la
Palabra no deben agregar o cambiar ninguna palabra del texto.
22. El título de la
lectura, como "Lectura del Libro del Éxodo" y el final, como “Palabra
de Dios", deberán distinguirse de entre la lectura misma. Los lectores
pueden lograr esto haciendo una pausa de aproximadamente tres segundos después
del título y antes de iniciar la lectura en sí, y lo mismo al terminarla y
antes de decir “Palabra de Dios.
23. Mientras proclama la
Palabra, el lector puede sostener el Leccionario en sus manos o tenerlo sobre
el ambón y descansar su mano encima de él. Cualquier cosa que distraiga de la
Palabra proclamada, como por ejemplo reclinarse en el ambón, tener sus manos en
los bolsillos, o estar intercambiando de un pie al otro, todo esto debe ser
evitado. …
GRUPO APOSTÓLICO DE LOS SANTOS VARONES
QUE LOS VARONES OREN EN
TODO LUGAR POR TODOS LOS HOMBRES
1 Timoteo 2:1-8
I. Clases de oración.
A. Rogativas (“peticiones, ruegos, súplicas”; “en los
papiros es el término regular para una petición a un superior”, WEV). Los que
hacen rogativas tienen el sentimiento de necesidad, pues reconocen su propia
insuficiencia y la debilidad humana (WB).
B. Oraciones, término general que incluyen las
oraciones a Dios por el perdón, por las necesidades de la vida, por la
protección y la seguridad, etc.
C. Peticiones (“es un término técnico para allegarse a
un rey en intercesión”, WEV).
D. Acciones de gracias. Si alguno solamente hace
peticiones sin dar gracias, no entiende la oración. Parece que para muchos
“orar” y “pedir” son sinónimos, pero el orar incluye el agradecer tanto como el
pedir. Si solamente presentamos a Dios nuestras peticiones sin acciones de
gracias, El no se agrada. ¿Por qué debería Dios seguir dándonos lo que le
pidamos, si no le damos gracias por lo que ya recibimos? Fil. 4:6, “Por nada
estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en
toda oración y ruego, con acción de gracias”.
II. Por todos los hombres.
A. Porque el evangelio es universal, Jn. 3:16; 12:32;
Mat. 28:18-20; Mar. 16:15, 16. No es solamente para los judíos, sino también
para los gentiles.
1. Dios ama a los hombres. Es benévolo y amistoso para
con los hombres. Nos ama y quiere que lo amemos a El. Quiere nuestra amistad,
nuestra buena voluntad.
2. Cristo vino al mundo para revelar al Padre y de esa
manera mostrar el amor que el Padre tiene por toda la humanidad.
3. Esto quiere decir también que todos los hombres son
capaces de recibir al evangelio.
4. Son pecadores perdidos, sí, pero Luc. 15 enseña que
pueden ser encontrados. Por eso, debemos orar por todos ellos y para que Dios
nos ayude en la búsqueda.
5. La iglesia debe compartir la actitud de Dios hacia
los pecadores. Debe buscarlos con toda sinceridad y mostrarles amor para que se
salven.
6. “Parecería que en muchos casos se tiene por
principio que una persona debe ser respetable antes de ser admitida en la
iglesia, y que ésta mirase con desdén a los pecadores que buscan entrar por sus
puertas. En realidad es muy difícil para un pecador entrar en la iglesia
moderna sin ser blanco de sospechas, de cuestionamientos, de críticas, de
miradas poco amistosas” (WB).
B. Por los reyes, “Y entre ellos se incluye a Nerón,
que ya había incendiado Roma y había atribuido la conflagración a los
cristianos, emprendiendo la persecución contra ellos” (ATR). “Temed a Dios.
Honrad al rey” (1 Ped. 2:17). Dan. 4:17 “que conozcan los vivientes que el
Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y
constituye sobre él al más bajo de los hombres”.
1. Esta
afirmación es tan correcta en la actualidad como en el tiempo de Daniel.
2. “¿Por qué
orar por estos hombres? Porque efectuará ciertos cambios en ellos y su
administración que de otro modo no ocurrirían” (DDW).
C. Y por todos los que están en eminencia.
Gobernadores, jueces, senadores, etc.
1. Hagamos
rogativas por ellos para lleguen a conocer la verdad para ser salvos. El
evangelio es para ellos también.
2. También oremos
por ellos pidiendo que gobiernen de acuerdo a la voluntad de Dios, para que no
haya rebeliones, revoluciones y guerras.
D. Para que llevemos una vida tranquila (1 Tes. 4:11)
y apacible (1 Ped. 3:4).
1. La vida tranquila y
apacible es una gran bendición para el cristiano.
2. Pero “No es cuestión
de orar por los gobernadores solamente para poder nosotros vivir libres de
persecución, sino para el avance o adelanto del evangelio entre los perdidos (ver.
4), cosa que se realiza más en tiempos de paz internacional” (BHR).
E. En toda piedad (obedece y adora a Dios y respeta
los derechos de los hombres) y honestidad (dignidad, 3:4; seriedad, Tito 2:7).
Los que viven en honestidad honran a Dios y recuerda que el hombre fue creado a
la imagen de Dios.
III. Esto es
bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador. Compárese Gén. 1:31.
A. Este mandamiento se puede comparar con el de Mat.
5:44; es posible que para algunos discípulos sea difícil orar por los
gobernantes.
B. Pero lo hacemos porque agrada a Dios.
IV. Dios
quiere que todos los hombres sean salvos.
A. “Quiere (THELEI). El deseo y la voluntad de Dios
hasta allí donde puede influenciar a los hombres” (ATR). Este verbo expresa un
“propósito determinado” (MRV). Sin embargo, lamentablemente esto no es el deseo
(el propósito determinado) de la mayoría de los hombres; más bien prefieren
continuar en el pecado hasta morir, y están resueltos a hacerlo. Estos no
pueden culpar a Dios, porque El quiere (es su voluntad) que todos sean salvos.
Los hombres rebeldes cometen suicidio espiritual.
B. Muchos textos expresan el deseo de Dios de que los
hombres sean salvos (Jn. 3:16; Luc. 15; 19:10; 1 Tim. 1:15; 2 Ped. 3:9), y lo
ha mostrado ampliamente. Jesús dice que muchos serán perdidos (Mat. 7:13, 14),
pero esto no es el deseo de Dios. El quiere que todos se salven. “Vivo yo, dice El Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío
de su camino y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué
moriréis, oh casa de Israel?” Ezeq. 33:11.
C. Quiere que todos vengan al pleno conocimiento de la
verdad. Efes. 4:13; Col. 1:5, 6.
1.
Por eso, Cristo envió a los apóstoles a predicar a todas las naciones, Mat.
28:19.
2.
Por eso, Dios nos ha dado las Escrituras, Jn. 5:39; 20:31.
3.
Algunos preguntan, “Si Dios quiere salvar a todos, ¿por qué no lo hace?” Porque
el evangelio es su único poder para salvar al hombre. Por eso, los únicos que
serán salvos serán los que vienen al conocimiento de la verdad.
D. Por eso, le agrada a Dios cuando los cristianos
pidan lo que El mismo quiere. Debemos pedir de acuerdo a su voluntad y esto es
precisamente lo que El quiere.
E. Los cristianos quieren que todos los hombres sean
salvos.
1.
1 Cor. 10:33, “no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que
sean salvos”.
2.
2 Cor. 5:20, el mensaje de todo cristiano debe ser, “reconciliaos con Dios”.
V. Porque
hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre.
A. Debemos orar por todos los hombres, desde los reyes
y otros gobernantes eminentes hasta los sojuzgados o esclavizados, porque hay
un solo Dios, el único Dios del universo. Rom. 3:30; Gál. 3:20, “Dios es uno”;
Efes. 4:6, “un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en
todos”. Es el Dios de todos. Es el Padre de los espíritus de todos los hombres
(Heb. 12:9). Por eso Dios nos ha dado el evangelio universal, su único poder
para salvar a todos, Rom. 1:16.
B. Y hay un solo Mediador entre Dios y los hombres.
Hay un solo Dios y el único acceso a El es por medio de Jesucristo. “Yo soy el
camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí” (Jn. 14:6).
(Véase el sermón sobre “Mediador” después del ver. 8).
VI. De lo
cual se dio testimonio a su debido tiempo
A. Gál. 4:4, “Pero cuando vino el cumplimiento del
tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley”.
B. Tito 1:3, “y a su debido tiempo manifestó su
palabra por medio de la predicación que me fue encomendada”.
VII. Para
esto yo fui constituido predicador (heraldo) y apóstol y maestro de los gentiles.
A.
2 Tim. 1:11, “del
cual yo fui constituido predicador (1:1) y apóstol (digo la verdad en Cristo,
no miento) y maestro de los gentiles”. Rom. 11:13, “apóstol a los gentiles”;
Rom. 15:16, “ministro de Jesucristo a los gentiles”; Efes. 3:1, “prisionero de
Cristo Jesús por vosotros los gentiles”. Pablo dice, “digo la verdad .. no
miento” (compárese Gál. 1:20; Rom. 9:1) no para convencer a Timoteo, sino por
causa de los judíos de Efeso que dudaban de su apostolado.
B.
Muchos judíos no
tenían interés en la salvación de los gentiles, sino solamente en disputar
sobre fábulas y genealogías (1:4). Por eso, rechazaron el apostolado de Pablo.
C.
En fe y en
verdad. Pablo predicó con una fe sincera en el evangelio y lo hizo de acuerdo a
la verdad.
D.
En estas cartas
de Pablo a Timoteo y a Tito ¿cómo se describe la obra del predicador? “Que
mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina” (1:3) (véase también Tito
2:15, “Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad”); “esto manda y
enseña … ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza … ten cuidado de
ti y de la doctrina” (4:11, 13, 16); “no reprendas al anciano, sino exhórtale
como a padre, etc.” (5:1, 2); “apártate de los tales” (“si alguno enseña otra
cosa”) 6:3-5; “A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para
que los demás también teman” (5:20) (también 4:2, “redarguye, reprende, exhorta
con toda paciencia y doctrina”).
E. Pablo esperaba que Timoteo, Tito y otros
evangelistas siguieran su ejemplo y, al mismo, “Lo que has oído de mí ante
muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros” (2 Tim. 2:2).
VIII. Quiero
(Fil. 1:12), pues, que los hombres oren en todo lugar.
A. Es obvio que Pablo se refiere a dirigir oraciones,
pues no usa la palabra ANTHROPOS (ser humano), sino ANER (varón). Este último
término nunca se usa del sexo femenino (WEV). Más bien se usa en distinción de
una mujer, Hech. 8:12, “hombres y mujeres”.
B. Los varones deben orar (dirigir oraciones) no sólo
en las asambleas regulares de la iglesia, sino también “en todo lugar”. A
diario grupos pequeños o grandes de cristianos se juntan en distintos lugares
para varias actividades. En toda reunión de los santos los varones deben
dirigir oraciones a Dios.
C. Es obvio aquí, como en los ver. 11-15, que las
mujeres no deben dirigir el culto o el estudio bíblico en grupos compuestos de
hombres y mujeres. “Muchos cristianos modernos son de la opinión de que existían
condiciones especiales en Efeso y Corinto que exigían estrictas normas para la
mujeres que ahora no son siempre aplicables” (ATR).
1. Estos creen que las enseñanzas de Pablo
sobre el tema son relativos, tratando de problemas locales y culturales
2.
Pero no hay nada en este capítulo (2:11-15) ni en 1 Cor. 14:33-35 que indique
que la enseñanza de Pablo se debiera limitar de esa manera.
3.
Por eso, los llamados “cristianos modernos” de los cuales Robertson habla
simplemente no quieren aceptar la verdad revelada por el Espíritu Santo.
IX.
Levantando manos santas.
A. El énfasis no está en literalmente levantar las
manos en oración, sino en levantar manos santas. Compárese el “ósculo santo”
(Rom. 16:16; etc.). Pablo no manda que todos literalmente levanten las manos a
Dios al orar, pues la Biblia habla de varias posturas del cuerpo en la oración.
Mat. 26:20, “se sentó a la mesa con los doce” y dio gracias por el pan y la
copa (ver. 26, 27); Mat. 26:39, “se postró sobre su rostro”; Luc. 22:41,
“puesto de rodillas” (Hech.20:36); Jn. 11:41, “alzó los ojos a lo alto” (17:1,
“levantando los ojos al cielo”); Luc. 18:13 “el publicano, estando lejos
(“estando en pie allá lejos” VM; “de pie a cierta distancia”, LBLA); Hech.
16:24, 25, “les aseguró los pies en el cepo … a media noche, orando”.
B. Así pues, Pablo no está dando una ley en cuanto a
una postura del cuerpo para la oración, sino que los varones deben dirigir
oraciones en todo lugar con toda sinceridad, con una fe no fingida y con buena
conciencia.
C. Cuáles son las manos no santas?
1.
“Las manos derramadoras de sangre inocente” (Prov. 6:17; Isa. 1:15).
2.
Las manos que no sirven y ayudan. Prov. 31:20, “Alarga su mano al pobre,
y extiende sus manos al menesteroso”; los que no quieren extender sus manos al
menesteroso no deben extenderlas a Dios en oración; (Efes. 4:28; 1 Jn. 3:18).
3. Las manos del perezoso no pueden ser
levantadas a Dios en oración. Prov. 26:15, “Mete el perezoso su mano en el plato;
Se cansa de llevarla a su boca”.
D. Sal. 26:6, “Lavaré en inocencia mis manos, Y
así andaré alrededor de tu altar, oh Señor”. Sal. 28:2, “Oye la voz de mis
ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo”.
E. Sin ira
ni contienda, pues la carnalidad anula la oración (Mat. 5:23, 24). Al orar por
los gobernantes no debe haber odio ni el deseo de venganza en el corazón. Según
1 Ped. 3:7, ¿qué estorba la oración?